Sinopsis
Ciencia para escuchar
Episodios
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Diprotodon, el mayor marsupial de todos los tiempos
21/06/2018Hace casi doscientos años, en los años treinta del siglo XIX, sir Thomas Mitchell, director del Catastro de Nueva Gales del Sur, envió al célebre anatomista inglés Richard Owen unos huesos encontrados en una cueva cerca de Wellington, al noroeste de Sídney. Owen publicó la descripción del nuevo animal, al que llamó Diprotodon, en 1838. Se trataba de un marsupial cuadrúpedo enorme, parecido a un oso panda o a un rinoceronte sin cuernos, con unos característicos incisivos inferiores de hasta treinta centímetros de longitud, semejantes a los de los roedores, que son los que le dan su nombre: diprotodon significa en griego antiguo “dos primeros dientes”.
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Gastornis, el ave de Gastón
23/05/2018Hace siglo y medio, en 1855, el físico Gaston Planté, por entonces profesor ayudante de física aplicada en el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios de Francia, descubrió unos huesos fósiles en una excursión que realizó con sus alumnos al yacimiento de arcillas plásticas de Meudon, al sudoeste de París. Planté puso los restos a disposición de Louis Constant Prévost, catedrático de geología de la Sorbona, que los presentó ante la Academia de Ciencias el 12 de marzo de ese mismo año. Aunque fue su sucesor en la cátedra, Edmond Hébert, quien publicó la descripción científica de los restos, que resultaron ser los de un ave gigante, a la que puso el nombre de Gastornis parisiensis, “ave de Gaston parisiense”, en honor de su descubridor.
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Los primeros árboles
19/04/2018En la década de 1920, la ciudad de Nueva York, necesitada de agua, planificó la construcción de una presa en Gilboa. La población tuvo que ser trasladada, y el Museo Estatal de Nueva York llevó a cabo una búsqueda exhaustiva que sacó a la luz unos cincuenta tocones fósiles de hasta dos metros de diámetro. Hace 385 millones de años, allí crecía el bosque del que formaban parte los fósiles de Gilboa, el más antiguo que conocemos. En 2005, un grupo internacional de paleontólogos del Museo Estatal de Nueva York y las universidades de Binghamton (Nueva York) y Cardiff, en el Reino Unido, encontró un ejemplar intacto, completo, de árbol petrificado en las proximidades del yacimiento original, que por primera vez conservaba, además del tocón del tronco, la copa.
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Psittacosaurus, el lagarto loro.
23/03/2018Hace unos 110 millones de años, a principios del Cretácico, el clima era más cálido que en la actualidad. Aunque nevaba en invierno, los polos estaban libres de hielo, y extensos bosques cubrían las latitudes medias. Un brazo de mar separaba Europa de Asia. En este último continente vivía Psittacosaurus, el lagarto loro. Es un pariente lejano de los ceratopsios o dinosaurios cornudos como Triceratops, aunque no su antepasado directo, entre otras cosas porque Psittacosaurus tiene cuatro dedos en las manos y los pies, mientras que los ceratopsios conservan los cinco dedos originales de los vertebrados terrestres. El cerebro de Psittacosaurus es relativamente grande; y el olfato, la vista y el equilibrio están muy desarrollados. Varias protuberancias, semejantes a pequeños cuernos, se proyectan alrededor de los ojos; también hay una a cada lado del cráneo, el llamado cuerno yugal. La cabeza de Psittacosaurus recuerda a la de un loro: El cráneo es alto y corto, con los grandes ojos muy adelantados y un pico robu
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El bibymalagasy, falso cerdo hormiguero de Madagascar.
21/02/2018En 1895, el naturalista francés Henri Filhol describió una nueva especie a partir de un cráneo incompleto hallado en una cueva cercana a Belo sur Mer, en la costa oeste de Madagascar. Catalogó la nueva especie como pariente del cerdo hormiguero, que habita en sabanas y selvas del África subsahariana. Posteriormente, el paleontólogo Charles Lamberton revisó los fósiles y descartó el parentesco y en los años setenta del siglo XX, el paleontólogo Bryan Patterson volvió a incluirlo en los tubulidentados, el grupo del que el cerdo hormiguero es el único representante viviente. En 1994, el paleontólogo británico Ross McPhee realizó el análisis comparativo más extenso hasta la fecha, y llegó a la conclusión de que era necesario crear un nuevo orden para este animal. Lo bautizó con el nombre informal de “bibymalagasy”, a partir de las palabras malgaches biby, “animal”, y malagasy, “malgache”, y creó para él el orden Bibymalagasia.
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Arthropleura, el ciempiés gigante.
19/01/2018Hace unos trescientos millones de años, a finales del Carbonífero, entre altísimos licopodios y equisetos, helechos arborescentes y las primeras coníferas, podemos encontrar anfibios, reptiles primitivos y una gran diversidad de invertebrados: arañas, escorpiones, insectos y miriápodos. Entre ellos destaca Arthropleura, un miriápodo, pariente de los ciempiés y milpiés actuales, que con más de dos metros y medio de longitud es considerado el mayor invertebrado terrestre de todos los tiempos. Tiene el cuerpo aplanado, de hasta medio metro de ancho, formado por unos treinta segmentos articulados. Cada segmento está cubierto por dos placas laterales y una placa central y protegido con cortas púas.
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Shringasaurus, el lagarto cornudo
22/12/2017Shringasaurus es un cuadrúpedo herbívoro corpulento de tres a cuatro metros de longitud. Su nombre procede del sánscrito shringa, “cuerno”, y del griego sauros, “lagarto”. Shringasaurus, que ha sido descrito por científicos de la India y Argentina este mismo año de 2017, vivió hace unos 245 millones de años, a mediados del Triásico. Su aspecto era muy peculiar. El cráneo, de forma rectangular y relativamente pequeño, en algunos individuos presenta un par de cuernos de hueso anchos y cortos, de forma cónica, que se proyectan hacia arriba y hacia adelante desde la parte superior del cráneo, sobre los ojos, y que en vida debían de estar cubiertos de una funda córnea. Los cuernos crecen en longitud y en grosor con la edad. En los ejemplares jóvenes son rectos, y con la edad se van curvando hacia delante.
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Llallawavis, el ave magnífica
15/11/2017En 2015, un grupo de paleontólogos argentinos publicaron la descripción de una nueva especie de forusrácido, unas aves depredadoras corpulentas e incapaces de volar, con pico ganchudo muy robusto y garras fuertes y afiladas, que nos recuerdan a los tiranosaurios y otros grandes dinosaurios carnívoros. Los investigadores llamaro a la nueva especie “Llallawavis scagliai” en honor de Galileo Juan Scaglia, naturalista argentino del siglo XX. Llallawavis, según los descubridores, procede del quechua llallawa, que significa “magnífico”, y del latín avis, “ave”, por el excelente estado de conservación del fósil. Además, Llallawa es también el nombre de varias montañas en Bolivia y Perú, y el nombre de un espíritu benigno que, en la mitología andina, trae la abundancia a la cosecha de la patata.
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Los lémures gigantes
11/10/2017Hace cinco siglos, cuando los primeros europeos llegaron a Madagascar, recogieron de los nativos relatos sobre extraños animales que vivían en las profundidades de las selvas de la isla. Étienne de Flacourt, que fue gobernador de la colonia francesa de Fort-Dauphin entre 1648 y 1655, escribió en su obra L’histoire de le grande île de Madagascar (“Historia de la gran isla de Madagascar”): “Tretretretre o tratratratra es un animal tan grande como un ternero de dos años, que tiene la cabeza redonda y cara humana; los pies delanteros como un mono, y los pies traseros también. Tiene el pelo rizado, la cola corta y las orejas como las de un hombre. […] Es un animal muy solitario; las gentes del país le tiene mucho miedo y huyen de él tanto como él huye de ellos.” En Madagascar no hay monos; sino lémures.
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Las Hoyas, un yacimiento excepcional.
05/09/2017Capítulo número 100 del podcast “Zoo de Fósiles” dedicado al yacimiento de Las Hoyas. Hace tres décadas, en los años ochenta del siglo XX, un aficionado a los fósiles, Armando Díaz Romeral, descubrió el que resultaría ser uno de los yacimientos paleontológicos mejor conservados del mundo, el yacimiento de Las Hoyas, en La Cierva, cerca de la ciudad de Cuenca. Desde entonces, las sucesivas campañas de excavación han sacado a la luz un complejo ecosistema que nos muestra cómo era aquella zona en el Cretácico inferior, hace unos 125 millones de años. Por aquellos tiempos, Las Hoyas era una región pantanosa cruzada por canales y salpicada de lagos y charcas, un humedal subtropical semejante a los Everglades de Florida. En el fondo de una laguna de agua dulce se fueron depositando los restos de diversos animales y plantas en láminas de piedra caliza, de grano tan fino que han preservado la anatomía de aquellos seres vivos con un grado de detalle excepcional.
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Limusaurus, el dinosaurio del fango
08/06/2017Hace unos ciento sesenta millones de años, la formación de Shishugou, en el desierto de Gobi, en el noroeste de China, era una región boscosa. Junto a una pequeña cadena de montañas con volcanes activos había una zona pantanosa con un fango viscoso que se acumula en pozos. En uno de los pozos se encontraron tres Limusaurus bajo dos depredadores de la especie Guanlong wucaii. Tras la caída de los tres Limusaurus, el primer depredador, un ejemplar joven, intentó comerselos; quedó atrapado a su vez, y el segundo depredador, adulto, trató después de comerse al primero, al que logró romper el cuello antes de morir. Sus fósiles han permitido la descripción de Limusaurus.
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Dunkleosteus, el superdepredador de los mares
11/05/2017Hace 370 millones de años, a finales del Devónico, el extenso y profundo océano Panthalassa rodeaba los continentes de Siberia, Euramérica y Gondwana. En él vivían peces acorazados (placodermos), uno de cuyos grupos, los artrodiros, se han convertido en los vertebrados más diversos y con más éxito del Devónico; entre sus miembros hay desde grandes superdepredadores de varios metros de longitud hasta peces de pocos centímetros que se alimentan de plancton o de detritos. Los artrodiros, como todos los placodermos, tienen la cabeza y el cuerpo encerrados en una armadura formada por placas de hueso, pero, a diferencia de otros placodermos, la armadura permite la articulación entre la cabeza y el tronco; de ahí su nombre; artrodiro significa “cuello articulado”. Uno de los mayores artrodiros fue Dunkleosteus.
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El Solitario de Reunión, el dodo blanco que no era un dodo.
25/03/2017Hace cuatro siglos, los primeros navegantes que visitaron la isla Reunión, en el océano Índico, describieron un ave con el plumaje blanco y las puntas de las alas y la cola negras. La primera mención del Solitario de Reunión procede del cuaderno de bitácora del buque inglés Pearl, el 27 de marzo de 1613: “…una especie de ave con la corpulencia de un pavo, muy gorda, y con las alas tan cortas que no puede volar; es blanca y no es salvaje, igual que todos los pájaros de esta isla, puesto que ninguno de ellos ha sido hasta ahora molestado ni asustado por disparos. Nuestros hombres los abatían con bastones y piedras. Diez hombres mataron bastantes para alimentar a cuarenta personas al día.” El último ejemplar de que se tiene constancia fue visto en 1708.
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Paraceratherium, el rinoceronte-jirafa.
18/02/2017Hace unos treinta millones de años, en el periodo Oligoceno, los indricoterinos, parientes de los rinocerontes desprovistos de cuernos, florecieron en las llanuras boscosas de Eurasia, desde los Balcanes, pasando por Kazajistán y Pakistán, hasta China y Mongolia. Entre ellos, Paraceratherium transouralicum, con un peso de quince a veinte toneladas, es el mayor mamífero terrestre de toda la historia. Al menos, el conocido por restos fósiles más o menos completos. Paraceratherium transouralicum alcanza una longitud de unos siete metros y medio, y una altura en la cruz de casi cinco metros. Es más alto que cualquier mamut o elefante. Una persona de talla media podría haber pasado por debajo de su vientre sin agacharse. Solo el cráneo mide 1,3 metros de largo y sesenta centímetros de ancho.
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Eunotosaurus, la primera tortuga.
19/01/2017Eunotosaurus es un pariente próximo de las primeras tortugas. Es un lagarto herbívoro rechoncho de unos treinta centímetros de longitud, con el cuello corto. A diferencia de las tortugas actuales, tiene dientes, y carece de caparazón. Los huesos de los ojos indican que es capaz de ver con poca luz. Las patas delenteras son fuertes, con grandes garras. Sus vértebras, que en los adultos están fusionadas a las costillas, son casi idénticas en número, forma y estructura a las de algunas tortugas. Además, al igual que las tortugas, Eunotosaurus carece de fibras de Sharpey en el borde anterior de las costillas. Estas fibras sirven para conectar las costillas con los músculos intercostales, que sirven para la respiración.
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Hypuronector, el simiosaurio planeador
13/12/2016Hypuronector, vivió en el Triásico superior, hace unos 215 millones de años, en pleno continente de Pangea, en lo que hoy es Nueva Jersey. El nombre significa “nadador de cola alta”, porque en un principio se pensó que era un reptil acuático que nadaba con movimientos laterales de la cola, como las salamandras y los cocodrilos. Pero hay muchos problemas con esta hipótesis. Las proporciones de las patas, sobre todo las largas patas delanteras, sugieren que podría tratarse de un animal arborícola y planeador, semejante a una ardilla voladora, con membranas entre las patas. En este caso, la cola larga y plana podría servir de timón, para estabilizar el planeo e incluso modificar hasta cierto punto la trayectoria.
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Dollocaris y los tilacocéfalos
11/11/2016Hace poco más de 160 millones de años, a mediados del Jurásico, el departamento de Ardèche, en el sudeste de Francia, estaba cubierto por un mar de unos pocos cientos de metros de profundidad. Una falla cercana con actividad hidrotermal de fumarolas negras liberaba periódicamente gases tóxicos sulfurosos que provocaban la muerte de muchos animales, que caían al fondo fangoso y quedaban cubiertos muy rápidamente por sedimentos. En el siglo XIX había en el mismo lugar, ya en tierra firme, una mina de hierro en la que aparecieron los fósiles de Dollocaris, un depredador de entre 5 y 20 centímetros de longitud, con una cabeza enorme, ojos inmensos y el cuerpo encerrado en un caparazón del que salen tres pares de largas patas con pinzas. Este año 2016, un equipo de investigadores de diversos centros de Francia, Alemania y el Reino Unido ha realizado un estudio detallado de Dollocaris mediante microtomografía de rayos X que ha incrementado enormemente el conocimiento que tenemos de esta especie.
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El ibis jamaicano, un púgil temible
06/10/2016Hace casi un siglo, entre 1919 y 1920, el zoólogo estadounidense Harold Elmer Anthony recolectó fósiles del periodo cuaternario en varias cuevas de Jamaica. Como especialista en mamíferos, Anthony dejó de lado los fósiles de ave, que quedaron almacenados, sin clasificar, en el Museo Americano de Historia Natural. Hasta 1977, cuando los ornitólogos estadounidenses Storrs Lovejoy Olson y David William Steadman publicaron la descripción de la especie más extraordinaria entre todos aquellos fósiles de aves: el ibis jamaicano, al que bautizaron con el nombre de Xenicibis xympithecus, “el extraño ibis vecino del mono”, debido a que procedía de la misma cueva en la que se habían encontrado los restos fósiles del primate extinto Xenothix mcgregori.
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Dimorphodon, el pterosaurio terrestre
01/09/2016Hace casi doscientos años, en diciembre de 1828, la recolectora de fósiles y paleontóloga aficionada Mary Anning descubrió en Lyme Regis, en la costa inglesa del Canal de la Mancha, los primeros restos hoy atribuidos a Dimorphodon, un esqueleto parcial al que le faltaba la cabeza. El reverendo William Buckland, que unos años antes había descrito el primer dinosaurio, el megalosaurio, adquirió los fósiles y, el 5 de febrero de 1829, los presentó ante la Sociedad Geológica de Londres. Tras un estudio concienzudo por parte de los naturalistas William Clift y William John Broderip, la descripción científica de la especie fue publicada en 1835. Buckland llamó a la nueva especie Pterodactylus macronyx. Macronyx, significa “garra grande”, y hace alusión a las grandes garras de las manos de este animal.
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Las dromornítidas, patos gigantes australianos
25/03/2016Hace casi dos siglos, en 1830, el juez George Ranken encontró fósiles de marsupiales en las cuevas de Wellington, situadas ocho kilómetros al sur de la localidad australiana del mismo nombre, a unos trescientos kilómetros tierra adentro de Sidney. Las cuevas habían actuado como trampa natural durante mucho tiempo, y estaban llenas de fósiles. Poco despues, Ranken regresó a las cuevas acompañado por el explorador escocés Thomas Mitchell, por entonces director del servicio cartográfico de Nueva Gales del Sur. Durante la exploración de las cuevas, uno de los miembros del equipo ató una cuerda a un saliente, que se rompió cuando intentó descender. El saliente resultó ser el fémur de una enorme ave.