Iglesia Bautista Internacional

El pastor Héctor Salcedo continúa el estudio de la carta a Filemón y nos ofrece la segunda parte del sermón “Sanando mis relaciones”. En esta oportunidad nos enseña sobre el deber cristiano de practicar el ministerio de la reconciliación que Cristo nos ha entregado, tomando en cuenta que él nos reconcilió con el Padre mediante su sacrificio. El pastor Héctor nos comparte cinco aspectos de la reconciliación bíblica: 1) Es un mandato, no una opción. 2) Demanda humildad, tanto del ofensor como del ofendido. 3) Requiere de un mediador dispuesto. 4) Valora más la relación que la pérdida. 5) Conlleva restitución de parte del ofensor. Nuestro Dios, quien es el autor de la reconciliación, nos desafía a través de este sermón a esforzarnos en mantener relaciones saludables, llenas de gracia y de perdón.

Continuando con la serie “El Hijo del Hombre en acción” acerca del libro de Marcos, el pastor Miguel Núñez nos lleva a reflexionar sobre la historia del joven rico. Este joven vino a Jesús pidiéndole los requisitos para la salvación y no estuvo dispuesto a renunciar a su ídolo favorito: el dinero. Otros de los impedimentos que no permitieron que este joven prominente fuera salvo fue su moralismo y autosuficiencia al pensar que merecía la salvación por el cumplimiento de los mandamientos. El énfasis de este sermón recae sobre la necesidad del hombre caído de renunciar a sus ídolos para poder abrazar a Cristo y ser salvo únicamente por la confianza en él. Entrar al reino de los cielos no solo implica confesión y aceptación, sino también renuncia.

Continuando con la serie “Una mente transformada por la Palabra”, el pastor Miguel Núñez nos enseña sobre la necesidad del discernimiento espiritual. Este se define como la capacidad de ver la vida mediante la revelación de Dios; se trata de distinguir la verdad del error. El pastor Miguel nos presenta los requisitos para poder discernir: el Espíritu Santo, el alimento sólido de la Palabra, una conciencia informada, amor por la habilidad de discernir y humildad para depender de Dios. Además, nos advierte sobre los opositores del discernimiento: el corazón, las influencias culturales, poco aprecio por la Palabra, un bajo concepto de Dios y el enemigo de nuestras almas. En esta clase se nos invita a asirnos de los principios de la Escritura a la hora de tomar decisiones sabias.

El Señor, a través del pastor Héctor Salcedo, nos habla acerca de la importancia de la reconciliación y de mantener buenas relaciones con los demás. En un recorrido por la carta de Pablo a Filemón nos muestra cómo Cristo se exhibe en una nueva vida habitada por él a través de cinco características: 1) Interés de involucrarme en la vida de los demás. 2) Ver las virtudes y contribuciones de quienes me rodean. 3) Ver mis relaciones como una fuente de gozo. 4) Relaciones basadas en amor, no en un deber. 5) Ser parte de una nueva familia, viviendo de forma que evidencie que somos discípulos de Cristo. Este sermón nos reta a amar al prójimo como a nosotros mismos tomando como modelo al Señor Jesús, quien es el medio de reconciliación del Padre para con la humanidad.

El pastor Fausto González de Chávez nos presenta la realidad de que conocer a Dios y hacer lo que le agrada no es algo que surge naturalmente en nosotros, necesitamos ser intencionales en ello. Él nos recomienda varios principios que nos ayudarán a comprobar la voluntad del Señor para nosotros: 1. Reconocer a Dios y buscarlo. 2. Ir al manual de instrucción (La Biblia). 3. Usar los recursos que Dios nos ha dado (su mente). 4. Buscar consejo. 5. Ejercer la libertad que tenemos en Cristo para tomar decisiones.

Continuando con la serie del evangelio de Marcos, el pastor Miguel Núñez nos habla acerca de la importancia de la unión matrimonial en la mente de Dios, razón por la que su ruptura nunca ha sido plan suyo. A través de este sermón, él nos recuerda lo sagrado que es el matrimonio y cuánto necesitamos la intervención divina para que ocurra el milagro de que dos pecadores lleguen a ser una sola carne para reflejar así la gloria de Dios. El concepto de llegar a ser una sola carne implica ceder, perder algo de sí, renunciar, sacrificar gran parte de la propia libertad. El propósito principal del pacto matrimonial es la santidad de los cónyuges y no su felicidad. El pastor Miguel nos desafía a representar dignamente la relación de amor incondicional de Cristo hacia su iglesia mediante el matrimonio.

El pastor Miguel Núñez nos trae un mensaje de esperanza en nuestro Padre fiel. En este sermón se destaca cómo el Dios que siempre cumple sus promesas nos afirma, al igual que lo hizo con Josué en el pasado, para que realicemos su voluntad sin temor alguno. Se nos exhorta con relación a la necesidad de obedecer la Ley del Señor para poder disfrutar de las bendiciones recibidas solo por gracia. Finalmente, se nos enseña sobre la posibilidad de ser fuertes y valientes, basados en el hecho de que el Dios vivo nos habita y en que fielmente lleva a cabo lo prometido.

El pastor Miguel Núñez explica cómo Cristo es el jubileo neotestamentario. La celebración judía del jubileo incluía tiempo de perdón, de gozo y de cancelación de deuda; de igual forma el sacrificio de Jesús, el Mesías esperado, nos proveyó la plenitud espiritual, el perdón y la libertad del pecado que necesitábamos. La primera venida de Cristo a este mundo tuvo como objetivo fundamental el “anunciar el evangelio a los pobres” (18) y la proclamación del año favorable del Señor. Jesús dio inicio a la era de la gracia de Dios sobre todo aquel que es justificado por la fe en su obra redentora; en su segunda venida entonces, será el día de la justa venganza que él ejercerá contra sus enemigos.

El pastor Miguel Núñez describe la terrible oscuridad que cubriría al mundo si Cristo no se hubiese encarnado. Si Cristo no hubiese venido para salvarnos permaneceríamos en absoluta oscuridad, apreciando nuestros pecados y deleitándonos en su práctica, pero por su gracia “El pueblo que andaba en tinieblas ha visto gran luz”… razón por la que hoy tenemos esperanza. El pastor Miguel nos recuerda que el salvador Jesús es el motivo de nuestro festejo, pues él es “Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz”.

El pastor Miguel Núñez finaliza la serie “La santidad de Dios en personas ordinarias” enseñándonos que la santificación es un proceso progresivo que puede ser contemplado tanto por otros como por nosotros mismos. El ascenso en nuestra purificación tiende a ser lento, pero es posible y mensurable; se puede observar más claramente a lo largo de meses y años, a pesar de que se presentan altas y bajas en el camino. El pastor también destaca la importancia del arrepentimiento como parte de nuestro día a día en la meta de agradar a quien nos salvó, tomando en cuenta lo propensos a caer en tentación que somos. La santidad en progreso es la suma de millones de pequeñas cosas: el evitar pequeñas maldades, hacer a un lado pequeñas mundanalidades, abstenernos de pequeñas concesiones… todo con tal de honrar al Santificador.

El pastor Miguel Núñez prosigue con la serie de Marcos y esta vez nos ofrece algunas advertencias que Cristo nos hace con relación a la entrada al Reino. Hay consecuencias significativas tanto para aquel que le hace bien a un seguidor de Jesucristo como para aquel que le hace tropezar; para el primero hay grandes recompensas, para el segundo un horrendo castigo. En cuanto a lo que tiene que ver con el reino de los cielos, no hay nada que deba constituirse en un obstáculo. Es necesario soltar el amor por lo terrenal para abrazar el reino de Dios y su justicia. Finalmente, el pastor Miguel nos anima a observar el valor de la vida eterna en Cristo al recordarnos que las ofertas pasajeras de este mundo caído jamás podrán compararse con las de la eternidad junto a nuestro Salvador.

El pastor Miguel Núñez nos comparte acerca de que la santificación es un asunto de permanencia en Cristo. Tiene que ver con una unión inicial y una comunión permanente con el Hijo de Dios. La Escritura señala que permanecemos mediante la comunión y obediencia al Señor. Obedecemos al permanecer y permanecemos obedeciendo, por tanto, nuestra desobediencia afecta nuestra comunión con Dios. El pastor concluye presentándonos la realidad de que en nuestro proceso de santificación tenemos que hacer “nada y algo”; nada porque es Dios quien nos santifica a través de circunstancias que purifican nuestro carácter y algo porque es a nosotros a quienes Él nos ha ordenado en su Palabra practicar disciplinas espirituales (oración, estudio bíblico, comunión…) que estrechan nuestra comunión con Él.

El pastor Miguel Núñez nos habla sobre cómo el Evangelio de Marcos presenta la enseñanza del Maestro acerca de la manera cristiana de ejercer la autoridad. Este sermón nos lleva a reflexionar sobre tres puntos esenciales que ilustran que los principios del reino de los cielos son diametralmente opuestos a los de este mundo. 1) La cruz es un antídoto contra el sentido de importancia del ser humano. 2) Si la cruz es bien entendida, no nos deja espacio para sed de poder, prominencia, búsqueda de los primeros lugares… porque Su gracia es inmerecida. 3) El Reino es más grande que cualquiera de nuestras concepciones, pues corresponde a Su multiforme sabiduría. No se trata de “nuestra forma de enseñar el evangelio o de hacer iglesia”, sino de que el nombre de Cristo sea exaltado y conocido.

Continuando con la serie sobre el evangelio de Marcos, el pastor Miguel Núñez enseña cómo la incredulidad es un obstáculo en nuestra comunión con Dios. En el pasaje de Marcos 9:14-29 el padre de aquel joven endemoniado deja ver con facilidad que su fe es insuficiente en cantidad o en calidad. Nosotros al igual que él deberíamos ser honestos y clamar al Señor: “Creo; ayúdame en mi incredulidad”. Nuestro orgullo, evidenciado en nuestra pobre vida de oración muestra cuanta falta de fe tenemos. Este sermón nos lleva a meditar acerca de la urgencia de orar con fe en Dios mientras libramos la lucha espiritual que corresponde a los creyentes que estamos de este lado de la gloria. Dios es quien pelea por nosotros, pero Él espera que confiemos en su poder, en su carácter y en su voluntad.

El pastor Miguel Núñez continúa con la serie “La santidad de Dios en personas ordinarias” basada en el estudio del libro “El agujero en nuestra santidad”. En esta oportunidad nos explica cómo Dios nos llama a esforzarnos para ser santos como Él, debido a que nos ha provisto todo lo necesario para glorificarle. El Espíritu Santo que nos habita revela el pecado en nuestro interior, nos ilumina para entender la Escritura y nos permite contemplar su gloria. El evangelio de Cristo estimula en nosotros la santidad debido al sentido de gratitud por la salvación. Finalmente, la fe nos lleva a creer su Verdad, a estar seguros en sus promesas.

El pastor Fausto González de Chávez nos recuerda el mandamiento bíblico de “orad sin cesar”; nos explica que la oración es el acto de conectar la necesidad del hombre caído y redimido con la provisión del Dios amoroso y trascendente en Cristo. Este sermón responde básicamente a dos inquietudes: 1) ¿Por qué orar? Porque es nuestra única forma de comunicación con nuestro Dios y Padre, porque nos mantiene en dependencia de Él, porque desarrolla y madura nuestra relación con Cristo, porque nos ayuda a ser honestos en arrepentimiento, nos enfoca en lo eterno y nos ayuda a estar firmes contra el maligno. 2) ¿Cómo orar? En secreto, en el nombre de Jesús, con un corazón agradecido, con la Palabra, constantemente, luchando contra nuestra naturaleza caída y las fuerzas del mal. Esta enseñanza nos desafía a clamar por un cambio radical en nuestra comunión con Dios.

“Si vamos a tener una santidad personal, lo primero que tenemos que establecer es que la santidad es posible”, afirma el pastor Miguel Núñez continuando con el estudio del libro “El agujero en nuestra santidad”. En esta clase el pastor destaca la realidad bíblica de que es posible agradar al Señor con nuestras buenas obras, no perfectamente (solo Cristo puede), pero sí verdaderamente (como Job, Zacarías y Elizabeth…). No todas nuestras obras son trapos de inmundicia; aquellas que responden a los mandamientos de Dios son puras y de satisfacción para Él. Los imperativos divinos demuestran que podemos ser entrenados a caminar de una manera santa y agradable a Dios. Nuestra santificación siempre será imperfecta en esta vida, pero nunca dejará de ser la voluntad del Señor para nosotros.

El pastor Miguel Núñez continúa con la serie sobre el evangelio de Marcos. Él nos explica en este sermón acerca de la necesidad de obedecer la Palabra del Señor. En el episodio de la transfiguración Dios el Padre les dice enfáticamente a los discípulos de Jesús: “Este es mi Hijo amado; a El oíd”. El pastor Núñez nos explica que la palabra “oíd” en su significado original implica obedecer. Esta enseñanza bíblica nos lleva a cuestionarnos acerca de qué tanto estamos obedeciendo al Hijo amado de Dios. El pastor concluye afirmando que no obedecer al Dios que todo lo sabe es una necedad. El Señor quiere hablarnos dulcemente antes que gritarnos con vehemencia en la experiencia.

El pastor Miguel Núñez nos lleva a ver la belleza de la Ley de nuestro Dios, haciendo uso de los postulados de Kevin DeYoung en su libro “El agujero en nuestra santidad”. Esta clase destaca la conclusión a la que han llegado la mayoría de los eruditos de que la Ley del Señor tiene básicamente tres usos: 1. Mostrar el carácter moral perfecto de Dios y nuestra incapacidad de satisfacer su justicia, empujándonos a Cristo. 2. Frenar o restringir a los pecadores y 3. Instruir a los creyentes para que hagan progresos diarios de obediencia. El pastor Miguel nos anima a valorar los mandamientos del Señor, pues ellos son buenos y perfectos para nuestra alma, y son ellos los que nos ayudan a avanzar en el proceso de santificación.

El Dr. David Sills nos enseña sobre cómo perseverar en medio de la adversidad. Él nos recuerda la oposición que Nehemías enfrentó a la hora de cumplir con la misión de la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Así como lo hizo con Nehemías, el enemigo de nuestras almas nos ataca: burlándose de nosotros (y de la obra de Dios a través nuestro), desanimándonos (diciéndonos que lo que hacemos para Dios no tiene ningún valor), tentándonos para que quitemos la mirada de Jesús… El Dr. David nos anima a vestirnos con la genuina armadura de Dios, a prepararnos para la oposición de Satanás y a continuar sirviendo al Señor aun en el sufrimiento.