Iglesia Bautista Internacional

Mi mensaje está basado en los versículos 18 al 21 de primera de Pedro. Sin embargo ese texto está tan íntimamente relacionado los versículos anteriores que yo estaré leyendo el texto que ya cubrimos el domingo pasado que comienza en el versículo 13 y vamos a continuar hasta el 21 Y de esa manera vemos el texto de hoy en el contexto y en su relación con el mensaje anterior.

Continuamos con una serie basada en la primera carta de Pedro a judíos que estaban dispersos y se encontraban bajo persecución. Ese era un grupo que podía ser calificado simultáneamente como elegido por Dios y rechazados por el mundo. En esta carta Pedro está tratando de animar a los lectores a vivir con esperanza en medio de los peores tiempos.

Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “El peor de los tiempos y el mejor de los tiempos” basado en 1 Pedro 1:1-12 como continuación de la serie “Viviendo con una Perspectiva Eterna”.

Jesús fue quien buscó al ciego, el ciego no estaba buscando a Jesús. Juan nos aclara que era un “ciego de nacimiento” no era una persona que había perdido la vista por alguna condición médica o por algún accidente, era una persona que NUNCA había podido ver. El texto sugiere que este ciego presentaba alguna condición o rasgo físico en su cara que dejaba evidente que nunca había visto. Una posibilidad era que no tuviera globos oculares, sino que sus cuencas estuvieran vacías.

El pasaje que vamos a ver en esta mañana es un pasaje muy conocido y, en la medida que yo he estado reflexionando en él, me he encontrado cada vez más sorprendido de qué tan diferente Jesús es a nosotros. La Biblia está llena de Dios haciendo cosas que nadie esperaría y esto es porque Dios no hace las cosas como nosotros esperaríamos. Nuestro Dios está lleno de sorpresas.

Este domingo, el pastor Miguel Núñez predicó el sermón “Tu sufrimiento y el carácter de Dios” basado en Filipenses 3:10.

Este domingo, el pastor Héctor Salcedo predicó el sermón “Jesús se revela al deshonesto de Su tiempo: Su encuentro con Zaqueo” basado en Lucas 19:1-10 como continuación de la serie “Jesús se revela”.

Veamos esta gran realidad más claramente en el encuentro que Jesús tuvo con dos deudores. Uno de ellos estaba completamente consciente de su gran deuda, lo cual le llevó a rendirse completamente ante la gracia abundante que se encuentra en el Cristo. Sin embargo, el otro no se reconoció a sí mismo como un deudor y esto le llevó a una relación fría y distante con el Salvador.

En el día de hoy estaremos compartiendo sobre un evento donde Jesús se le revelo a un hombre quien probablemente se creía perfecto, pero quien a su vez era un hombre insatisfecho. La historia de este hombre es para muchos una de las historias mas tristes de todo el nuevo testamento. Una historia que parecería comenzar muy bien pero que termina de muy mal. Se encuentra en tres de los cuatro evangelios, Marcos 10:17-22 , Mateo 19:16-23 y Lucas 18:18-23.

Este domingo, el pastor Miguel Núñez concluyó la serie “Llamados, justificados, preservados y glorificados” predicando el sermón “Un fiscal y un juez a favor tuyo” basado en Romanos 8:31-39. En el mensaje anterior vimos que aquellos que Dios de antemano conoció, a esos Él llamó, predestinó, justificó y glorificó (Romanos 8:28-30). Inmediatamente después, en los versículos 31-39, el apóstol Pablo, hace siete preguntas en vista de las grandes acciones de Dios a favor nuestro.

Romanos 8:28-30

Romanos 8:18-27

Romanos 8:7-14

La semana pasada Jairo Namnúm, predicó acerca de Romanos 8:15-17 que habla acerca de nuestra adopción como hijos legítimos del Dios Creador y Redentor. En el día de hoy pensé traer un mensaje que conectara con el anterior que escucharon acerca de nuestra adopción como parte de la familia de Dios.

El capítulo ocho de Romanos es el capítulo del Espíritu Santo. Hasta este momento en la carta, el enfoque ha estado en Dios el Padre y Dios el Hijo. El Espíritu Santo solo se ha mencionado brevemente en el capítulo 1 (el espíritu de Santidad), y ora vez en un versículo del capítulo 5. 2 veces en 7 capítulos y 186 versículos.

Hoy estamos terminando la serie, Él es, el Cristo que predicamos Y como era de esperarse estamos cerrando la serie con un mensaje acerca de la segunda venida de Nuestro Señor. No hace mucho tiempo atrás que comentábamos que hoy en día hay una gran cantidad de creyentes poco interesados en los eventos por venir y aún con poco interés en la llegada del Señor. Creo que es bueno volver a recordar algo que Calvino dijo unos 500 años atrás y es que cuando el cristiano pierde interés en la venida del Señor, su tendencia es a enfriarse y a desenfrenarse. Y la razón es que la falta de interés en el mundo venidero implica un alto interés en las cosas y los placeres de este mundo. Piensa brevemente si en algún momento cuando tú estabas disfrutando de algún placer, si al mismo tiempo estabas deseando la venida del Señor. El disfrute del placer terrenal nos hace desear que el Señor retarde Su venida.

Esta es la segunda parte del mensaje que predicamos la semana pasada titulado Cristo, crucificado como culpable, y resucitado como Señor. La primera parte la predicamos basado en el Salmo 22; pero esta segunda parte la predicaremos basada en Apocalipsis 5. Creo que la mayoría está familiarizada con el capítulo 5 de Apocalipsis, al cual hicimos referencia en el cierre de uno de nuestros sermones recientes.

El Salmo 22 es un salmo mesiánico que describe el dolor y la angustia de nuestro salvador mejor que los mismos evangelios. Este salmo bien entendido tiene el potencial de corregir nuestra vida de adoración, devoción y obediencia a nuestro Señor para siempre. Obviamente requiere un trabajo del Espíritu de Dios para entender emocional, teológica y existencialmente la intensidad de la agonía vivida por nuestro señor.

Una de las afirmaciones que mencionamos en esa ocasión, es que en el día final, Cristo podría reprocharnos porque mientras escuchamos sus palabras o la exposición de sus enseñanzas, no consideramos sus implicaciones.

Jesús inicia su sermón a 30,000 pies de altura con las bienaventuranzas, a gran velocidad, y aterriza el mensaje a mayor velocidad aún que cuando inició. Jesús predicó dicho mensaje con un sentido de autoridad extraordinario, siendo capaz de decir “habéis oído que se os dijo, pero yo os digo… ningún maestro o rabino se había atrevido hablar de una forma semejante. Los rabinos solían enseñar apelando a la autoridad de maestros anteriores. Pero cuando Jesús enseñó, lo hizo apelando a su propia autoridad… e hizo eso a lo largo de todo su ministerio.