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Sinopsis

Se dice que “Un hombre de honor, siempre cumple sus promesas”. Y Dios, quien es miles de eternidades más grande que los hombres jamás dejará de cumplir ninguna de las promesas que nos ha ofrecido. Quizá haya muchas personas a las que no les importe cumplir sus promesas, quizá también haya muchas personas que les gusta ser hombres y mujeres de honor cumpliendo lo que prometen. Sin embargo, ninguno de nosotros por más honorable que quiera ser jamás podrá cumplir todas sus promesas a la perfección, sólo Dios puede hacer eso. Es más, ninguno de nosotros debe atreverse a prometer salvar a un pecador para que herede la vida eterna porque ninguno de nosotros tiene la capacidad de salvar a nadie. Pero Dios sí, y lo hace a través de Jesús por medio de la fe y por su libre y soberana gracia.