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Sinopsis

  «Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguna de sus bendiciones! El Señor perdona todas tus maldades, y sana todas tus dolencias. El Señor te rescata de la muerte, y te colma de favores y de su misericordia. El Señor te sacia con los mejores alimentos para que renueves tus fuerzas, como el águila». (Salmos 103:2-5) ¿Existe en realidad un propósito divino tras las cosas malas que te suceden? ¿Es posible que tus enfermedades y calamidades sean parte del plan de Dios para tu vida? Antes de que puedas empezar a recibir la sanidad y el poder liberador de Dios, debes saber la respuesta a esas preguntas y aclarar ese asunto de una vez por todas. Si tienes alguna sospecha de que Dios es la fuente de tus tragedias, entonces no podrás creer que Él pueda librarte de tus dificultades. Tu fe estará paralizada porque pensarás que si evitas esas cosas, estarás oponiéndote a la voluntad de Dios. Para que puedas recibir todos los beneficios que Dios desea darte, debes estar de acuerdo con que Él es un Dios buen