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Sinopsis

  «¡Alabemos al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordia permanece para siempre!» (Salmos 136:1) ¡La misericordia de Dios es para siempre! Su deseo de obrar a favor de la humanidad sigue vigente en la Tierra. Su misericordia nunca se agota. Tampoco se ha debilitado ni ha disminuido. «Alabemos al Señor… Su misericordia permanece para siempre». Grandes y poderosas cosas pasaban cuando el pueblo de Israel declaraba esas verdades. Son palabras de adoración y alabanza a Dios. Cuando Salomón terminó de construir la casa de Dios, sonaron las trompetas y todos cantaron al unísono, con trompetas, címbalos y otros instrumentos de música alabaron al Señor diciendo: «¡Alabemos al Señor, porque él es bueno! ¡Su misericordia permanece para siempre!». El rey Josafat designó a algunos para que alabaran al Señor, y que fueran delante del ejército cantando: «¡Demos gloria al Señor, porque su misericordia es eterna!» (2 Crónicas 20:21). Han pasado miles de años desde que Dios declaró que Su misericordia es de generaci