Enrique Castillo Pesado, Con Nino Canun.

"Fortuna, era su nombre. Verla y no perderse en imaginerías de alcoba resultaba imposible. Todo en ella era incitación al pecado, a la locura o a la pérdida de la voluntad propia." En medio de las cruentas y despiadadas batallas por dominar el Nuevo Mundo, salieron a escena las mujeres más aguerridas y valientes, aquellas que abandonaron los menesteres de casa por espadas y corazas; entre ellas, Fortuna, la más bella de todas, indomable y hábil jinete. En sus hazañas épicas fue testigo de un colosal encuentro de dos culturas, así como de la construcción de los bergantines y de las batallas navales que le otorgaron la victoria indudable a los de España, en un pasaje de suma importancia y poco conocido sobre la Conquista de México. Fortuna conoce a dos hombres, dos enemigos entre sí: a Martín López, al carpintero de los bergantines, artífice casi anónimo de la victoria española, y a Meshicayotl, un noble guerrero mexicano. Entre ellos se desata una conquista doble: por las tierras y por su amor, mientras el